Revisitemos a Europa Reconsideremos a America
por el Padre John McCloskey
Gracias a la oportunidad que tuve de pasar un año en Inglaterra en labores pastorales, así como trabajando en un libro y en una serie de EWTN, he podido reexaminar, y en algunos casos volver a visitar algunas partes de Europa: Inglaterra, Francia, España e Italia, sitios donde había estado o visitado por temporadas considerables cuando estudiaba allá, hace 25 años. Ha habido un cambio radical y no para mejorar precisamente.
Europa se está convirtiendo gradualmente en algo que nunca ha sido desde su origen: un continente pequeño, quizás insignificante, con una población rápidamente en disminución que ha perdido su conciencia y sus raíces cristianas, que se encuentra ahora con que sus habitantes y su religión predominante es el Islamismo. Algunos expertos ya la están llamando "Eurabia".
La guerra de casi mil años de duración que se inició en 711 con la invasión musulmana a España, parecía haberse ganado totalmente en 1683 cuando la invasión turca fue rechazada en Viena. Pareciera ahora, que después de todo no hubo tal "victoria". Parece que pronto la Comunidad Europea le abrirá sus puertas a Turquía, la cual, al ingresar será su miembro con mayor población. Lo que el Islam no logró alcanzar con siglos de guerras, lo está logrando ahora a través de la inmigración, aceptando trabajos de bajos sueldos en una Europa rica y cada vez con menos hijos.
En toda Europa hay una epidemia de tasas de natalidad muy por debajo de la línea de restitución de la población. En Italia y España los dos países nominalmente más católicos, rondan apenas por arriba de la tasa de un hijo por pareja. En Londres, San Pablo y la Abadía de Westminster,dos antiguos monumentos del cristianismo británico, se utilizan ahora principalmente como enormes museos y mausoleos donde multitudes de turistas visitan las tumbas de Wellington o de Nelson y el Rincón del Poeta.
En la Iglesia Anglicana, menos del 2% de sus miembros asisten los domingos a la iglesia, con lo cual el catolicismo romano se ha convertido de facto en la religión cristiana del país, sin gozar del beneficio del apoyo del gobierno. Un tanto para la Reforma Inglesa.
Más reveladora aún es una visita a la Basílica de San Denis en París, lugar donde está ubicado un cementerio galorromano donde fue sepultado el santo.
A partir del año 250 ha sido el lugar de sepultura de 42 reyes, 32 reinas y 63 príncipes y princesas de Francia. Esta joya de la arquitectura europea sobrevivió los estragos de la Revolución Francesa. Pero ahora este templo cristiano está rodeado de un área populosa, de alta criminalidad en un barrio de musulmanes no asimilados. Conviviendo en la misma cultura sin Dios como los cristianos, pareciera que ellos también han asimilado una actitud poco observante de sus propias prácticas religiosas.
De lo que he visto, al igual que los Estados Unidos, si bien en mayor grado, la Europa de hoy día rinde culto al altar de los deportes. Los atletas son ahora las personas famosas cuyas efigies en cera gozan de popularidad en el Museo de Madame Tussaud, ubicado a poca distancia del lugar desde donde escribo.
Con la entrada de trabajadores musulmanes y las bajas tasas de fertilidad (que muestran pocas señales o posibilidades de revertirse), a la vuelta de unas pocas décadas, Europa habrá cambiado radicalmente tanto en su configuración racial como religiosa.
Juan Pablo II lo resumió así: " En la raíz de esta falta de esperanza subyace un intento de promover una visión del hombre separada de Dios y separada de Cristo. Esta línea de pensamiento ha llevado a considerar al hombre como 'el centro absoluto de la realidad que lo lleva a ocupar -falsamente- el lugar de Dios, olvidando que no es el hombre el que crea a Dios, sino Dios quien crea al hombre. El olvido de Dios ha llevado al abandono del hombre'. No sorprende por tanto que en este contexto se haya abierto un vasto campo para el desarrollo sin obstáculos del nihilismo en la filosofía, del relativismo en los valores y en la moral, y un pragmatismo - y hasta un hedonismo cínico- en el diario vivir. La cultura europea da la impresión de una 'apostasía silenciosa' por parte de un pueblo que tiene todo lo que necesita y vive como si Dios no existiera".
Si la Europa actual ha sido aplastada, la culpa la tiene su falta de fe. Qué pasó aquí? Las corrientes de la Reforma con su principio del juicio privado y de la Ilustración, con su exagerada dependencia de la razón agnóstica, agregado a la crisis histórica de la Iglesia, basada en parte por las aplicaciones mal interpretadas del Concilio Vaticano II, todo esto dio como resultado que Europa pueda pronto convertirse en un continente predominantemente islámico: Eurabia, o en un estado de beneficencia, intolerante y consumista.
Entonces, qué le espera ahora al Cristianismo?
La clave podemos hallarla en el tratamiento que recibió hace poco el estadista y filósofo católico italiano Rocco Buttiglione. Simplemente defendió el punto de vista moral de la tradición cristiana sobre sobre la homosexualidad . Esto bastó para que lo eliminaran como candidato para un importante puesto europeo.
La enfermedad espiritual de Europa puede ser incurable, pero la muerte no es el fin. No sería la primera vez que una gran franja del Cristianismo se pierda. Después de todo, el Medio Oriente, Asia Menor y Africa del Norte fueron en un tiempo centros florecientes del Cristianismo. Por cierto, con la hemorragia creciente de cristianos de un Medio Oriente intolerante y asolado por la guerra, pronto no quedarán prácticamente cristianos en toda Tierra Santa, donde fue fundado el Cristianismo.
Philip Jenkins nos recuerda en su libro titulado "El próximo Cristianismo: la llegada del Cristianismo Global" que "la historia del Cristianismo ha estado inextricablemente ligada a la de Europa y a las civilizaciones extanjeras derivadas de Europa, por sobre todo Norteamérica.
"Pareciera que el creciente secularismo de Occidente puede sólo significar que el Cristianismo está viviendo sus últimos días. Globalmente, la fe del futuro debe ser el Islam. Sin embargo, en el siglo pasado el centro de gravedad del mundo cristiano ha pasado inexorablemente hacia el sur, a Africa, Asia y América Latina". El Cristianismo está muy lejos de morir en Africa, Asia y América Latina.
Jenkins señala los "cienes de millones" de iglesias independientes y pentecostales en esos países, que según agrega, predican una profunda fe personal y una ortodoxia comunitaria , un misticismo y Puritanismo", fundados "claramente en la autoridad de las Escrituras". De hecho el Cristianismo en el Hemisferio Sur ya sea católico o protestante, es sobre todo, tradicional.
Jenkins sostiene que el Cristianismo, tanto en su forma católica como protestante, continuará siendo la más grande religión mundial durante las próximas décadas.
Sí, claro que Europa ha cambiado - y nosotros en América también estamos pasando por cambios igualmente dramáticos y similares. Como americanos, debemos preguntarnos dónde estaremos dentro de 50 años. Estaremos en una sociedad de consumo fuertemente secularizada con una tasa de natalidad siempre decreciente (ya alcanzamos el nivel más bajo de nuestra historia, apenas por encima del nivel de restitución, 2.1%), y dependiendo de la inmigración para nuestra supervivencia, al igual que Europa, o seremos una sociedad en crecimiento, vibrante y basada en la religión, que aprecia la vida y la libertad y dignidad del ser humano?
El cuento lo contarán los actuales conflictos de tipo cultural y político en los que estamos ahora inmersos. Nosotros tenemos que elegir, auxiliados con la gracia de Dios y confiando en su providencia.
Todo cristiano debe poseer la virtud de la esperanza para entrar al cielo.
A lo largo de los siglos la Iglesia ha atravesado por situaciones aparentemente tan peligrosas como la actual. La supervivencia y el progreso no dependen de la situación geográfica. Su crecimiento continuado por medio de la procreación y de la evangelización nos dan mucha esperanza y hasta un optimismo realista.
Si como se dice, siempre es más oscuro antes de amanecer, Dios puede estar preparándonos a nosotros y a nuestros descendientes para lo que Juan Pablo II llamaba "una nueva primavera de la Iglesia". Al hablarle a Europa también se dirige a nosotros en los Estados Unidos: " Tengan confianza¡ En el Evangelio que es Jesús, encontrarán la esperanza que es segura y duradera a la cual aspiran. Esta esperanza está basada en la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte. El desea que está victoria sea vuestra, para su salvación y su gozo.
"Estén seguros¡ El Evangelio de la esperanza no desilusiona¡ A través de las vicisitudes de vuestra historia, ayer y hoy, es la luz que ilumina y dirige vuestro camino; es la fuerza que os sostiene en las pruebas; es la profecía de un nuevo mundo; es el signo de un nuevo comienzo; es la invitación a todos para que alumbren nuevos senderos para hacer del continente un verdadero hogar común lleno de la alegría de la vida".